La Danza: En Busca de los Movimientos Propios

La Danza: En Busca de los Movimientos Propios

 

Todos los domingos escucho una charla TED sobre algún tema que me interese. Es un ritual.

En el curso de los últimos meses estuve ahondando junto con un gran amigo psiquiatra en un modelo de tratamiento para personas con alto nivel de sobre control. En las bases del modelo (*) se encuentra la idea de que las personas con sobre control suelen tomarse las cosas de la vida muy en serio y les cuesta mucho relajarse y ser menos críticos. A las pocas semanas, un domingo por la mañana, me crucé con la charla de Ryan Heffington “Como la danza puede dar rienda suelta a vuestra alegría interior”. En la misma Ryan hace referencia a que cada persona posee su propio movimiento y propone “jugar” en la vida cotidiana. Por supuesto que lo que propone dista mucho de la práctica de la danza pero son las sílabas que componen las palabras. No es preciso ser una persona profesional para bailar, ni siquiera es preciso hacerlo bien. Se puede bailar por placer, por diversión.

Hay distintos tipos de danza, grados de involucración y razones para bailar. Se puede bailar para hacer ejercicio, para reducir el estrés, para hacer arte, para participar en una experiencia grupal emocional, como parte de una terapia, para mejorar el dolor físico, en busca de un potencial trascendental y como parte de la pertenencia a una cultura, entre otros.

En cualquier momento vital, bailar contribuye a mantener y mejorar la salud física de los danzantes independientemente del nivel de experiencia. Existe una dimensión funcional del movimiento que favorece la descarga de energía, la coordinación y el refuerzo de aspectos cognitivos que suponen la memoria, la imaginación, la atención, la percepción, la evaluación y el razonamiento y la toma de decisiones. Asimismo, existe una experiencia subjetiva que permite simbolizar emociones a la vez que compartirlas con otros miembros de la comunidad, favoreciendo pertenencias grupales y promoviendo valores y creencias culturales que aumentan los vínculos sociales de los participantes.

“Más cuerpo y menos crítica” dice Ryan en su presentación. El lenguaje corporal permite trabajar identidades y eso, por supuesto, impacta en tener mejores vidas.

 

(*) Radically Open Dialectical Behavioural Therapy (RoDbt), Thomas Lynch.

Hanna; JL (1995) The Power of Dance: Health and Healing (commentary) The Journal of Alternative and Complementary Medicine Volume 1, Number 4, pp. 323-331.

Olvera, AE (2008) Cultural Dance and Health: A Review of the Literature, Journal of Health Education — November/December, Volume 39, No. 63 pp. 353-359.

Sivvas, G et al (2015) “Dance contribution in health promotion”. Journal of Physical Education and Sport (JPES), 15(3), Art 73, pp. 484 – 489.

 

Imágenes:

  • Escultura a bailarines Castillo Roca (Irlanda)
  • “Celeste… mi color Prejerido! (1955) F. Molina Campos
  • Dance II (1910) Matisse, H
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