Procesos, olores, sabores y afectos culinarios

PROCESOS, OLORES, SABORES Y AFECTOS CULINARIOS

“La cocina es alquimia de amor”

Guy de Maupassant

 

La cocina es un mundo de colores, olores y sabores.  El olfato es el sentido que influye más directamente en el sistema límbico, más específicamente en la amígdala.  Allí, el aroma de una comida se asocia a una emoción relacionada con algún recuerdo que el hipocampo conecta a través de la memoria. Los olores de la preparación del  “guiso” generan recuerdos de lugares y personas y emociones de antaño. Como nos cuenta Ana Pomar en “Sabores de la memoria” (1) el pasado, a veces en forma de la receta familiar, de una cultura determinada, nos traza un puente con nuestra identidad. Y, de este modo, el cocinar forma parte de un proceso íntimo.

También se ha utilizado la cocina como parte de tratamientos de prevención en personas mayores. Desde el punto de vista de las funciones ejecutivas, cocinar es un proceso que supone un propósito, la  reunión de los ingredientes y la expresión de la creatividad al combinar los mismos. Hay una secuencia de pasos en la receta que conlleva un orden y finaliza en el emplatado. Para cocinar, precisamos estar activados, es decir, poseer la iniciativa para ir en busca de un objetivo donde interviene un proceso de aprendizaje y el consecuente logro de haberlo podido llevar a cabo.

Cocinar nos conecta con otros. Se puede cocinar para otros y entonces los cocineros brindan afecto y atención a sus seres queridos como hace referencia Guy de Maupassant en la cita de inicio. También se puede cocinar con otros y ello favorece la comunicación y el reparto de roles. Asimismo, en el caso de los niños, hay un efecto positivo en el vínculo de ellos con la comida cuando intervienen en la cocina. Además, ellos aprenden secuencias y planificación mientras cocinan. Por último, en las investigaciones se ha vinculado positivamente el acto de cocinar con el cuidado de la salud en la población general así como en personas con enfermedades tales como la diabetes, la hipertensión y problemas cardiovasculares. Por todo ello en la cocina hay un incentivo diario, necesario y muy disponible para el bienestar. ¡A meter las manos en la masa se ha dicho!

 

(1)  “Sabores de la memoria: historias con recetas”, Ana Pomar, (2012) Ed. Periplo, Buenos Aires.

Bonnie, A. et al (2013), “Many apples a day keep the blues away – Daily experiences of negative and positive affect and food consumption in young adults” British Journal of Health Psychology 18, 782–798 © 2013 The British Psychological Society.

Conner, T. S. et al (2015) “On carrots and curiosity: Eating fruit and vegetables is associated with greater flourishing in daily life” British Journal of Health Psychology 20, 413–427 © 2014 The British Psychological Society

Farmer, N et al (2018) “Psychosocial Benefits of Cooking Interventions: A Systematic Review” Health Educ Behav. April ; 45(2): 167–180. doi:10.1177/1090198117736352.

 

Referencias:

“La enciclopedia de los sabores: combinaciones, recetas e ideas para el cocinero creativo”, Niki Segnit, (2010), Ed Penguin, Barcelona, España.  Se puede descargar online e impresiona como un motivador para pruebas y combinaciones interesantes.

Ph: Ig @chiari_diego

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