Suelo estar en Buenos Aires en enero. Cuando mi ocupación principal era mi consultorio imaginé que iba a trabajar poco y nada ya que, a mi entender en ese entonces ” la gente intenta evadir compromisos y horarios en verano”…
Sin embargo, las vacaciones descubren recuentos emocionales, escenarios peculiares y compañías excepcionales.
Muchas personas funcionan durante el año como “nadadores que aguantan las respiración” para disfrutar esos ansiados días de descanso. En este tipo de personas, las vacaciones tienen un peso muy especial porque son el premio a muchas restricciones durante el año. De allí que signifiquen tanto. Y, a veces, la evaluación no es tan buena.
En otras situaciones esta valoración regular se relaciona con las personas con las que uno vacaciona. Las familias (¡y las parejas!) no están acostumbradas a convivir 24 horas ociosamente por un tiempo prolongado. Es esperable que en las familias y parejas en donde hay conflictos enraizados estos se manifiesten durante el descanso cuando suelen haber menos actividades y espacios personales. Cabe aclarar que la dinámica de las actividades en familia o pareja se relaciona con la permeabilidad de las mismas. De cualquier manera, volver de las vacaciones con el “gusto amargo” de no haberla pasado tan bien con el/los otro/s es un registro emocional frecuente en el consultorio.
Para las personas que no se van de vacaciones estar en casa sin la rutina anual permite pensar y experimentar qué es lo que cada uno quiere hacer con su tiempo, con su gusto…Para algunas personas esto constituye el punto de partida para algunas preguntas sobre sí mismas y es el comienzo frecuente de una terapia…
Otras personas, nacidas en el interior del país, durante las vacaciones vuelven a sus pagos…a encuentros con escenarios y personas familiares pero ya no tanto…el contraste de lo familiar y lo ajeno; de la historia y la actualidad a veces genera crisis estivales… En cualquier escenario, las vacaciones (y las fiestas que las anteceden!) nos confrontan a veces obligatoriamente con la historia, la familia, los cambios ocurridos voluntaria o involuntariamente, cómo disfrutábamos antes, con quiénes; el paso del tiempo. A veces estos recuerdos devienen relatos que complejizan la trama de cada familia…
Se despiertan emociones, nostalgia… Sea como fuere para cada persona, enero como metáfora del descanso, el calor, la flojera del año sale con combos emocionalmente complejos y muy enriquecedores. Buen comienzo de año!