LA MENTE EN BLANCO O LA ETERNA FRUSTRACIÓN DE LOS QUE SE ESFUERZAN
Algunas personas que tienen dificultades laborales, académicas o escolares sienten que han invertido tiempo, esfuerzo y organización para sus presentaciones o exámenes y que, aún así, en el momento de exponer “se les pone la mente en blanco”. Estos individuos dedican mucho tiempo a preparar ponencias o pruebas; suelen ser muy perfeccionistas y con una importante tendencia a la preocupación. El caso es que en el momento, súbitamente, su mente está vacía, están bloqueados, no recuerdan nada.
Una de las paradojas es que la mente no puede estar blanco dado que la mente nunca deja de funcionar. La mente de la persona en cuestión está en otra cosa. Y esa otra cosa suele estar relacionada con el diálogo interno acerca del peso de la responsabilidad, la inquietud (a veces tan sólo con la incertidumbre de no saber cómo será la evaluación) y las consecuencias del fracaso. Todas ellas muy emocionales y estresantes. Además, para empeorar el escenario estos sujetos tienen memoria de la cantidad de veces que esto les ha ocurrido. El estrés que sienten les recuerda las otras veces que les ha sucedido, van armando ideas sobre sí mismos, los otros, los exámenes; generando un circuito que empeora y aumenta su ansiedad.
Ahora bien: ¿cómo influye el estrés en la mente en blanco? En una versión simplificada, el proceso de memoria de corto plazo se consolida luego de repeticiones y asociaciones en memoria de largo plazo. En una situación de examen, una parte del cerebro, el hipocampo, recibe el requerimiento de que se precisa determinada información almacenada y es el responsable, junto con la corteza prefrontal, de proveer dicha información. Tanto el estrés como la ansiedad generan la liberación de una hormona llamada corticosterona que, por cuestiones evolutivas, bloquea los sistemas del cerebro especializados en la recuperación de información (hipocampo en particular) a fin de estar preparado para actuar en función de la alarma (estrés) activada. Esta es, la razón por la que, a pesar de haber estudiado, muchas personas se bloquean en los exámenes.
Cuando las personas presentan este síntoma es fundamental trabajar en tres niveles:
asiste a tercer año de una escuela bilingue privada de Capital. En la primera entrevista me dijo: ” Soy un fracaso, no puedo nada, hago de todo y nada me sirve. Estoy harto de humillarme. Todos saben que me voy a sentir mal…vomito cada vez que tengo un examen importante…”
En un nivel cognitivo: las personas que presentan este síntoma suelen tener esquemas cognitivos en donde el control y la autonomía están muy polarizados: o se tiene control absoluto o no se tiene nada. Esto produce suposiciones que dificultan su adaptación a determinadas circunstancias en donde la ansiedad es más difícil de controlar. De allí, la derivación acerca de pensamientos catastróficos sobre el resultado del examen aplazado o la ponencia que no cumple con los estándares. La visión de sí mismos como fracasados y el resto de las personas como capacitadas son el terreno fértil para que la siguiente vez que estén bajo la presión del examen, los síntomas de estrés y ansiedad propicien un nuevo evento de la mente en blanco. El trabajo sobre estos pensamientos y las emociones que generan favorece cambios acerca de cómo las personas se perciben, cómo se interpreta el examen o ponencia en su vida (y cuán acertado y asertivo es), y cómo se posiciona respecto a los otros.
estudia cada vez con más tiempo previo al examen. Muchas semanas antes, horas y horas. Lee, al azar, los resúmenes que la amiga le prestó tirada en la cama. Cada tanto mira el celular porque está embolado…
En un nivel metodológico: evaluar si el modo de estudiar puede optimizarse utilizando estrategias potenciadoras de la atención, la novedad y la relevancia. Enseñar a utilizar recursos para que el tiempo invertido se traduzca en incorporación de contenido utilizando variables emocionales y de la experiencia (viajes, intereses) y organizadores visuales del contenido (esquemas y mapas conceptuales). Asimismo, la vinculación de la información nueva con información ya adquirida, el fraseo con las propias palabras, el aprendizaje y desarrollo de la autoevaluación, y algunos “trucos” para potenciar el recuerdo benefician el pasaje de la memoria de corto a la de largo plazo. El repaso del material y la simulación de instancias de evaluación ejercitan la recuperación de la información y permiten entrenar la composición de una respuesta organizada. Por último, el modelado del vínculo con los docentes en un nivel secundario o universitario, cómo posicionarse en un rol en donde se esperan nuevos comportamientos y la adaptación a ello es una variable más general pero no menos importante.
La madre de R. piensa que tiene que ayudarlo. Lo ve estudiar pero las notas del boletín no son buenas. Le propone tomar clases particulares de algunas materias que le cuestan. Cuando R. vuelve del colegio habiendo sido reprobado, no sólo siente su frustración sino la de su familia.
En un nivel interpersonal e institucional: las consecuencias de la mente en blanco poseen repercusiones a nivel grupal, familiar e institucional. A nivel grupal en ambientes laborales, académicos o escolares; los otros se posicionan frente a la dificultad de la persona en cuestión. En ocasiones, se manifiestan actitudes solidarias y, en otras, de competencia. Cada una de estas respuestas diferenciales posiciona a la persona con la mente en blanco en roles grupales particulares (determinados no sólo por esta variable). Asimismo, estos problemas frente a los exámenes motivan respuestas familiares: conductuales (hacer algo con esto), cognitivas (explicaciones acerca de por qué ocurre esto) y afectivas ( la respuesta emocional de los miembros de la familia frente a la frustración y la actitud frente al afrontamiento de eventos futuros). Institucionalmente; los tutores, docentes, preceptores y directivos se posicionan frente a la experiencia del bloqueo con respuestas muy variables pero que determinan, en cierto modo, la percepción del alumno frente a su dificultad. Lo mismo ocurre en términos universitarios y laborales a nivel institucional.
En cada caso, evalúo cuánto de cada uno de los niveles descriptos colabora con el mantenimiento del problema y planifico un tratamiento para que la persona recupere la confianza en sí misma.