Caleidoscopio
La Voz Interna
Lic. Nicole Harf
La voz interna es un concepto que se refiere a la voz de los pensamientos que vamos teniendo. Esa voz está construida a partir de la identidad de las personas y por momentos es casi indiscernible de la misma persona. Las personas interpretan la realidad que viven en función de” filtros” que se conforman a partir de aspectos genéticos y aprendidos.
A pesar de ser un fenómeno frecuente, se sabe relativamente poco de la voz interna (*). Se han identificado dos tipos de voces internas: una, que gramaticalmente suele utilizar la primera persona del singular y que se suele observar en acciones de organización, secuenciación y planificación como: “Tengo que ir…”, “voy primero allá, luego…”. También se utiliza como intentos de control “Activate”, “Juego un partido más y empiezo” o motivación frecuentemente observables en competencias deportivas.
En términos del desarrollo, esta voz interior comienza siendo verbalizada y luego pasa a ser un diálogo interno silencioso. Es frecuente observar niños pequeños hablando a sí mismos mientras juegan. En ocasiones la narrativa tiene que ver con los personajes o la trama del juego y en otras el niño se habla a sí mismo.
El otro tipo de voz interna suele utilizar la segunda persona del singular y funciona más como un diálogo subjetivo que deriva de la interpretación de la persona en el mundo y con sus vínculos. Nosotros los psicólogos solemos trabajar con este diálogo interno porque frecuentemente las personas no diferencian la voz que habla de quien uno es. Por eso me pareció tan maravillosa la canción de TéCanela que comparto en este post. Es tan claro cómo esa voz interna juzga y condiciona los pensamientos, las emociones y las conductas de cada uno. ¡Qué difícil puede ser convivir con “mi yo cabrón, que soy yo mismo”! Con muchos de mis pacientes trabajo la creación de una voz alternativa más benévola, de equipo local que alienta…
Lo más importante, es saber que esa voz existe para poder evaluar cuánto de lo que nos dice ayuda y construye y cuánto nos traba.
(*)Para más información científica consultar trabajos de Russell Hurtburt, Helene Loevenbruck y Emilie De Tournay.
Imagen: René Magritte, La Belle Société, 1965-1966, Óleo sobre lienzo, 81 x 65 cm, Colección Telefónica, Madrid